Es evidente que en Estados Unidos triunfan los “coach”. Primero fue el “coach” deportivo, después el “coach” de carrera profesional y ahora se ha creado la figura de un entrenador para enamorarse, con la misión de poder ayudar a los torpes, tímidos o estresados para conquistar a una persona.
Este “coach de vida amorosa” no intenta encontrar el alma gemela de una persona, como podría ser la función de las agencias matrimoniales, sino que enseña al cliente cómo comportarse para conseguir su objetivo, “es el cliente el que debe hacer el trabajo, levantar el peso, pero yo lo guío para asegurarme de que no se lastime”, manifestó Evan Katz, uno de los pioneros en esta nueva profesión que lleva cinco años guiando parejas para mantener relaciones o iniciarlas.
Actualmente, las encuestas establecen que hay unos 100 millones de solteros en Estados Unidos. La media suele trabajar al menos 40 horas semanales durante mínimo cinco días a la semana y 50 semanas al año, por lo que la mayoría declara que apenas dispone de tiempo para concertar citas románticas o incluso conocer personas de su interés. Los estadounidenses se inclinan hacia esta opción, entrenadores en la vida afectiva, porque han invertido tanto tiempo en escalar en su carrera profesional que no han podido prestar atención a sus necesidades sentimentales.
Jennifer Viemont es otra “coach “de vida amorosa cuya tarifa estándar alcanza los 200 dólares por dos llamadas y un mes de apoyo al cliente a través del correo electrónico. Su campo de trabajo puede llegar a ser muy diverso gracias a las nuevas tecnologías, que consiguen acortar distancias. Es, por ello, que entre sus clientes cuenta con un médico de Illinois, un empresario de Carolina del Norte o un ingeniero de Ohio. Al igual que ella, Katz también utiliza la misma vía de comunicación para ayudar a sus clientes a romper el hielo, “es la manera más rápida de construir una vida social a partir de nada” y agregó “además les enseño a enviar fotos, a usar un nombre divertido y a escribir un ensayo de presentación de sí mismos muy positivos”. En cambio, la táctica de Viemont no se sustenta únicamente en la red, ya que opina que “lo único que uno tiene en común cuando se conoce a alguien por Internet es que los dos son solteros...¡en el mejor de los casos!”.
Evan Katz posee una tarifa mayor debido a su veteranía en el asunto y establece que en la primera cita telefónica, el “coach” de vida amorosa debe evaluar las necesidades y carencias del cliente, “hago preguntas sobre la manera en la cual se prepara para su cita. ¿Puso su camisa dentro del pantalón?, ¿está vestido correctamente?, ¿se lavó el pelo?”. “Esto puede parecer evidente, pero muchas personas no piensan en estos detalles, lo que puede explicar que no tengan muchas citas”, añade Jennifer Viemont.
Posteriormente, y tras este paso, se sugiere lugares apropiados para un “tête – à – tête” con música y unas copas o en algún salón de baile, todo lo posible para que la velada sea perfecta.
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